En la actualidad existe la noción de que el
crecimiento económico no mide, por sí solo, el progreso social de un país.
Inclusive, se han realizado diversos estudios donde se demuestra que existe una
fuerte relación entre el factor económico y una serie de indicadores sociales.
El progreso social se define como la capacidad
de una sociedad de atender las necesidades humanas básicas de sus ciudadanos,
establecer las bases que permitan mejorar y mantener la calidad de vida de
estos y crear condiciones para que todos alcancen su máximo potencial.
Según Daniel Aguiñaga, socio líder de Gobierno
Corporativo y Sustentabilidad, Deloitte México, hace unos años se publicó un
estudio sobre el Índice de Progreso Social, generado por la organización Social
Progress Impact, la cual es apoyada por Deloitte. Entre los temas de medición
se encuentran:
Atención a necesidades básicas. ¿Un país provee
los elementos más esenciales para su población?
Bases del bienestar. ¿Qué tan suficientes son
los recursos con que cuenta la comunidad para mejorar y mantener su nivel de
bienestar?
Oportunidades. ¿Existen alternativas para que
todas las personas alcancen su máximo potencial?
Cada uno de los temas, contempla cuatro factores
que son evaluados, según cada dimensión.
Dicho estudio se realizó en 50 países, contando
con una muestra de tres cuartos de la población mundial. Esta comparativa
expone, de manera clara, cómo el crecimiento económico no, en todos los casos,
determina el progreso social, por lo que es necesario detenerse a analizar qué
es lo que le falta a nuestra sociedad para crecer.
Valdría la pena preguntarse ¿qué rol juegan o
deberían jugar las empresas para fomentar el progreso de la sociedad? ¿Cómo
identificar los impactos, tanto positivos como negativos, que pueden generar las
empresas dentro de las sociedades más allá del factor económico?
Los esfuerzos previos para ir más allá de la
medición económica de México han sentado bases
importantes, sin embargo, se requiere un enfoque más integral, completo y
riguroso, con lo cual se abona en el crecimiento de nuestra nación.
En la medida en que se trabaje de manera
conjunta y se diseñen soluciones que permitan crear un futuro sostenible y
próspero para todos, sociedad, empresas y gobierno, se podrán resolver los
grandes problemas que se enfrentan en la actualidad, a nivel mundial y
regional.
Resultará clave que las organizaciones analicen
y establezcan dónde y cómo pueden involucrarse en este proceso, de forma que
definan de manera estratégica la prioridad de sus decisiones en términos de
acciones que tengan impacto en distintas dimensiones de nuestra sociedad.
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