Saturday, 4 February 2017

FUTURO NO ESCRITO EN EL SECTOR INMOBILIARIO

Existe una frase del escritor Wayne Dyer que dicta: “el progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”. En este sentido, la industria de la construcción se ha mantenido en México con la firme idea de que para avanzar se debe innovar, porque así es como se fortalecen las empresas y consolidan sus sueños en proyectos reales.




El sector inmobiliario en México, a finales de los años 80 y principio de los 90, cobró fuerza con el nacimiento y llegada de consorcios que con el andar de los años se fortalecerían como los más importantes.

Lo increíble del asunto es que, con el crecimiento de estas corporaciones, crecieron a la par los proyectos que hoy se erigen en diferentes ciudades como muestra de un avance inmobiliario notable. Un sector que tardaría casi 30 años en profesionalizarse por toda la República Mexicana. Y de forma curiosa, una profesionalización que se ha dado en medio de crisis económicas severas en nuestro país, recesiones que pusieron a prueba a las grandes mentes desarrolladoras del negocio quienes tuvieron la visión y el valor de cambiar la industria, dotándola de imponentes torres de oficinas que llevarían a México a la modernidad corporativa.

Pareciera que el boom no se detuvo nunca, ya que la rama tuvo que evolucionar en algo que parece simple hoy en día, pero, por ejemplo, es oportuno recordar y destacar que en 1993 eran muy pocos los que habían visto una computadora en su trabajo.

La evolución de las constructoras se potencializó con la llegada de empresas internacionales a México, rubros como el automotriz, las telecomunicaciones, aseguradoras y la bancaria. Encontrar espacios de calidad mundial donde estas compañías establecieran sus domicilios no era tarea fácil, y fue ahí donde el sector inmobiliario fue de la mano con el crecimiento industrial en México.

Así nacieron en nuestro país los primeros edificios con tecnología avanzada, los cuales ofrecían en su momento un nuevo concepto, dotado de elementos de vanguardia. Esta primera generación de oficinas que lanzó el sector contaba con elevadores de alta velocidad, equipos automatizados de aire acondicionado y calefacción, cuartos inteligentes con sofisticados sistemas de seguridad, tarjetas de acceso electrónicas, sistemas de circuito cerrado de televisión y monitoreo, alarmas de emergencia contra incendio y otras instalaciones cuya aplicación prioritaria era resguardar la seguridad de los usuarios: escaleras presurizadas, helipuertos y sistemas computarizados contra incendio los cuales contaban con sensores de humo y rociadores. A partir de ese instante la innovación ya no se detendría.

Después, vendrían los edificios emblema dentro de importantes zonas en la Ciudad de México como la mítica Reforma, la naciente Santa Fe, Interlomas, Polanco y un largo etcétera, y así conocimos edificios como las Torres Esmeralda, Plaza Zentro, o Paseo Interlomas. Y la evolución continúa.


Por todo lo anterior, es que la frase de Dyer perdura en la memoria de nuestra gran urbe, “el progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”. ¿Qué nuevas sorpresas ofrecerá el sector inmobiliario en otras tres décadas? Esperemos pacientes a descubrirlo.

No comments:

Post a Comment