Los
grandes cambios en materia inmobiliaria que pasan a la historia suceden cuando
los edificios logran convertirse en algo más que simplemente para lo que fueron
construidos. Elementos visuales, modernos, arquitectónicos y de diseño los
complementan para no sólo cumplir las necesidades básicas de sus usuarios, sino
para ser una pieza clave en el desarrollo urbano de un país.
No
es nada más el volumen de metros cuadrados lo que sorprende a quienes pasan y
miran las obras arquitectónicas por venir, también es la calidad que transpiran
los proyectos. Dejan huella por la incorporación de elementos sustentables, la
eficiencia, su localización, su envergadura, su arquitectura, todo un conjunto
de elementos que los volverán los nuevos íconos urbanos.
Sobre
esta visión, existen grandes empresas constructoras que quieren dejar su marca
en la historia moderna de México y desmitificar el rumor que dicta que en el
mercado inmobiliario corporativo hay más dinero que buenos proyectos.
Con
esta idea en mente pensemos en los grandes íconos estructurales que han pasado
a la historia a lo largo de estos años: el Hotel de México ―hoy WTC― de la
colonia Nápoles; la Torre de Pemex en Ejército Nacional; la Torre de Mexicana
en Xola, o incluso la Torre Latinoamericana en Eje Central.
De
forma más reciente se han creado nuevos estandartes arquitectónicos de usos
mixtos como: la Torre de HSBC en Reforma y el desarrollo conocido como El
Pantalón ―Arcos Bosques― en Bosques de las Lomas.
No comments:
Post a Comment