Saturday, 4 February 2017

ÍCONOS CORPORATIVOS EN MÉXICO

Los grandes cambios en materia inmobiliaria que pasan a la historia suceden cuando los edificios logran convertirse en algo más que simplemente para lo que fueron construidos. Elementos visuales, modernos, arquitectónicos y de diseño los complementan para no sólo cumplir las necesidades básicas de sus usuarios, sino para ser una pieza clave en el desarrollo urbano de un país.




No es nada más el volumen de metros cuadrados lo que sorprende a quienes pasan y miran las obras arquitectónicas por venir, también es la calidad que transpiran los proyectos. Dejan huella por la incorporación de elementos sustentables, la eficiencia, su localización, su envergadura, su arquitectura, todo un conjunto de elementos que los volverán los nuevos íconos urbanos. 

Sobre esta visión, existen grandes empresas constructoras que quieren dejar su marca en la historia moderna de México y desmitificar el rumor que dicta que en el mercado inmobiliario corporativo hay más dinero que buenos proyectos.

Con esta idea en mente pensemos en los grandes íconos estructurales que han pasado a la historia a lo largo de estos años: el Hotel de México ―hoy WTC― de la colonia Nápoles; la Torre de Pemex en Ejército Nacional; la Torre de Mexicana en Xola, o incluso la Torre Latinoamericana en Eje Central.

De forma más reciente se han creado nuevos estandartes arquitectónicos de usos mixtos como: la Torre de HSBC en Reforma y el desarrollo conocido como El Pantalón ―Arcos Bosques― en Bosques de las Lomas.


Así es como las empresas inmobiliarias evolucionan junto con las obras que crean y los sitios en donde las establecen. Crear, volar y evolucionar es entonces la meta para que, de la mano, también influyan en el desarrollo de un país.

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