Aunque su origen ha sido diferente, hoy por hoy
la apuesta de entretenimiento en las pantallas va de la mano de la oferta de
productos de moda
ADM
En el pasado,
México se caracterizaba por tener una amplia variedad de cines distribuidos a
todo lo ancho y largo de su terrotorio. Enormes edificios de concreto que albergaban la belleza de Audrey Hepburn o
la simpatía de Pedro Infante y la proyectaban hacia un público ávido de
entretenimiento y diversión
Nombres como
el cine Opera, el Olimpia, el Teresa o el Salón Rojo, perdurarán en la memoria
de los mexicanos, como esos lugares mágicos donde el descubrimiento de los
hermanos Lumiere, fue un rotundo éxito y donde se pasaban las tardes en
compañía de la pareja dentro de una, cada vez más, ajetreada capital mexicana.
La evolución
del cine vino acompañada en la forma de cómo se proyectaban las películas. Al
volverse comercial, los grandes corporativos de exhibición cinematográfica empezaron a establecerse en México y poco
a poco, los cines que conocimos en el pasado fueron cerrando, debido a que la
mayoría eran manejados por administradores de poco alcance, que se veían
superados por las ofertas que ofrecían los grandes consorcios filmicos.
Desde el
punto de vista del centro comercial, que inició cómo una opción para las clases
acomodadas en México que deseaban adquirir productos
de ropa exclusivos. Su evolución dio paso a ampliar la oferta comercial y empezaron
a darle cabida a empresas nuevas dentro de su espacio, aunque no fueran del
sector de la moda, como por ejemplo: empresas tecnológicas, ofertas de video,
bares y restaurantes.
Dentro de esa
evolución surgió una sinergia que permitió volver más accesible la entrada a un
centro comercial: la llegada de las salas cinematográficas. De esta forma, la
historia cambiaría para siempre, hoy ambos han dejado de ser lo que eran en el
pasado, para levantarse como una nueva quimera llena de oportunidades de entretenimiento.
Los centros
comerciales entendieron que no podían ser sólo un espacio para ofrecer
artículos, sino que debían ser nuevos lugares que pudieran ofrecerle al
visitante cantidad infinita de servicios de entretenimiento y es así como los
cines han contribuido en mucho a esa evolución, ayudando a aumentar la oferta en
el país de estos espacios, haciendo por ende, más asequible la demanda.
De esta
forma, estos grandes aliados han participado en el desarrollo de un país. Los cines y los centros comerciales,
tan distintos en su creación e ideados para propósitos diferentes, han hecho
una catarsis sublime en la cual nosotros nos hemos visto beneficiados, al
encontrar en un mismo espacio los éxitos del momento en taquilla y las mejores
ofertas comerciales en rubros como música, moda, tecnología y gastronomía. Todo
en un mismo sitio.
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